La realidad: Nada de lo que hicieron los padres y las madres ha provocado que su hijo/a/e sea transgénero. Sin embargo, la forma en la que los padres y las madres respondan, tendrá un gran impacto en su bienestar.
Culparse suele ser la respuesta inicial de los padres o las madres que se enteran de que su hijo/a/e es transgénero. Esto no es verdad. La identidad de género de las personas en la niñez o adolescencia, no se aprende de nadie, incluyendo de los padres y las madres. Así como no pueden hacer que su hijo/a/e sea heterosexual/cisgénero, tampoco pueden hacer que sea transgénero.
«En algún momento de la vida, casi toda la niñez tendrá comportamientos asociados a los diferentes géneros –las niñas jugarán con carritos, los niños con muñecas, las niñas odiarán llevar vestidos y los niños insistirán en llevarlos– y este comportamiento, disconforme con el género, no significa que sean transgénero necesariamente.
Dicho esto, a veces estos comportamientos pueden darnos una pista de lo que las personas en la niñez pueden sentir sobre su género– con algunas que se identifican con un género distinto al que se les asignó desde que son infantes.
La regla general para determinar si la niñez es transgénero o no binario, es si es constante, insistente y persistente sobre su identidad transgénero. En otras palabras, si su hijo de cuatro años quiere llevar un vestido o dice que quiere ser una niña una o dos veces, probablemente su hijo no sea transgénero; pero si su hijo, al que se le asignó la identidad de varón al nacer, insiste repetidamente, a lo largo de varios meses o años en que es una niña, entonces probablemente sea transgénero. La niñez… pueden no tener las palabras precisas a una edad muy temprana para captar ese sentimiento, pero con el tiempo puede ir quedando más claro para ellos/ellas/elles, y en última instancia para usted, lo que son… una niña o un niño trans».