El Club de Padres y Madres con Preocupación

12.23.2022

Por Shailagh Clarke

Integrante de la junta directiva de SFA y madre de tres hijos, reflexiona sobre la pesada carga de preocupaciones que los padres y las madres de niños/as/es LGBTQ+ tienen que soportar injustamente, y sobre la belleza que a menudo nace de esa lucha.

Como madre, me preocupo por cada uno de mis hijos de maneras diferentes. Me preocupa que mi hijo/a de 16 años, que tiene mucho éxito en la escuela, no practique suficientemente la amabilidad o la empatía. Me preocupa que mi hijo/a de 14 años, que a menudo se compromete y parece necesitar muy poco, se sienta ignorado/a en nuestra ocupada y ruidosa familia. Me preocupa que mi hijo/a de 11 años, que tiene dificultades para organizarse y recordar lo que tiene que hacer, necesite más ayuda y orientación por mi parte con sus tareas escolares. Me preocupa fallarles todo el tiempo, en lo grande y en lo pequeño

Preocuparse por los hijos/as/es forma parte de la maternidad. Estas preocupaciones viven en el fondo de mi mente y a veces me mantienen despierta por la noche. Sin embargo, soy consciente de que parte del privilegio inmerecido que conlleva el hecho de que sean cisgénero y heterosexuales es que puedo centrarme en estas preocupaciones “tipicas de adolescentes”. No me preocupa que sean agredidos físicamente en la escuela un día cualquiera. No me preocupa que las personas adultas que no conocen se rían de su forma de ser, les miren fijamente o les desairen.

Esto no es justo.

A todos los padres y madres que llevan estas pesadas cargas además de las preocupaciones de cada día sobre las notas, las amistades, las tareas y el humor de las personas adolescentes, quiero decirles: les veo. Veo a nuestros/as increíbles hijos/as/es trans, queer, gays, bisexuales, lesbianas, no binarios y de género expansivo. Veo que también son adolescentes, pero que tú estás en el curso de la aventura de la paternidad o maternidad, sorteando saltos y giros extra en la carrera. Espero que un día todo el mundo les vea como lo que son: personas adolescentes malhumoradas, desorganizadas y hermosamente imperfectas que sólo tratan de crecer y descubrirlo todo.

Creo que cuando alguien tiene problemas o está sufriendo, no es buena idea tratar de señalar el lado positivo de las cosas. La gente raramente quiere oír “¡pero mira el lado positivo!” si está deprimida. Pero aquí voy, ofreciendo una perspectiva que podría verse como el lado Pollyanna de esta experiencia: Creo que cuando alguien ha superado una pérdida profunda y obstáculos aparentemente imposibles, los beneficios se derivan de ese cambio significativo de perspectiva. La alegría y la gratitud son más evidentes en los pequeños momentos cotidianos. La habilidad de no darle importancia a “las cosas pequeñas” se perfecciona por necesidad. Las relaciones se acortan o descartan con algunas personas, pero se aprecian profundamente y se desarrollan con otras.

Para la juventud LGBTQ+ y sus padres, es todo esto y mucho más. Los lentes de color de rosa de la inocencia y las vendas para los ojos del derecho no son una opción. Los efectos secundarios positivos de la lucha son muchos: pragmatismo, capacidad para evaluar la seguridad de las personas y las situaciones, conciencia introspectiva y de los demás, establecimiento de límites, reflexión y un profundo sentido personal. Aunque un padre o una madre no elija este camino para su hijo/a/e, estos músculos bien desarrollados son un producto de la fuerza y la resistencia necesarias a lo largo del camino. Tanto los padres y las madres como los hijos/as/es saldrán con cicatrices y tesoros.

Cada noche me acuesto prometiéndome a mí misma que mañana dedicaré más tiempo y atención a mis hijos. Mañana descubriré cómo darles lo que necesitan. Mañana, buscaré más conexión y disfrutaré con ellos. Imagino que esta intención nocturna seguida de la inquietud diaria de quedarse corto es solo uno de los requisitos de entrada al Club de los Padres y las Madres con Preocupación. Padres y Madres de jóvenes gays, heterosexuales, lesbianas, bisexuales, queer, transexuales, cisgénero, no binarios o de género expansivo, ¡nos vemos ahí!

La historia de Shailagh nos recuerda que los aliados/as LGBTQ+ están en todas partes. Creemos que los padres y las madres de niños/as/es LGBTQ+ pueden consolarse sabiendo que la comunidad de personas que trabajan por la aceptación y el amor es numerosa y diversa. Confía en que hay mucha gente ahí fuera que también querrá a tu hijo/a/e por lo que es.